Dicen que los bolivianos somos exploradores de nuevas tierras por excelencia y hasta que la humanidad llegue a Marte seguro encontrará a un boliviano que ya se haya instalado y levantado allí un emprendimiento. Hoy, esta frase -repetida tantas veces entre risas- no parece muy lejos de la realidad.
El 18 de febrero de 2021, el rover Perseverance de la NASA amartizó en el cráter Jezero del planeta rojo. Por primera vez en la historia, un robot era capaz de grabar su propio arribo en un video en directo. Esta hazaña se logró gracias a un equipo en el que participó la joven boliviana Camila Velazco: una de las primeras ingenieras espaciales del país.
La boliviana Camila Velazco grabó su nombre en la placa de la SuperCam
El nombre de la compatriota, como parte del equipo, ha quedado grabado en una placa adherida a la SuperCam que envió las primeras imágenes a color desde Marte.
Pero no es la única boliviana con la mirada puesta en el espacio. En 2014, al menos 10 compatriotas se postularon para ser parte de la primera colonia en Marte. Nada menos.
El sello boliviano en Marte
El 18 de febrero, Camila armó un centro de operaciones en su casa, en Francia. En una pantalla tenía al Centro de Control de la NASA; en otra, la transmisión pública; en una tercera, al Centro de Control Francés y en otra su retransmisión. Por teléfono hacía una videollamada con sus padres en Bolivia y por WathsApp envíaba mensajes al resto de su equipo de trabajo.
“Por favor no te estrelles”, era una de las frases que repetía en su cabeza en medio de los nervios y la felicidad, mientras el robot ingresaba a la atmósfera marciana y se convertía en una bola de fuego que volaba a unos 20.000 kilómetros por hora.
Era un momento más importante del trabajo que había empezado años atrás, cuando casi niña salió del país apenas acabó el bachillerato.
“Siempre me fascinaron la física y el espacio, pero no puedo decir que elegí de manera 100% consciente la carrera de ingeniería aeroespacial. Me fui inclinando a la especialidad por las oportunidades a lo largo del recorrido universitario que hice aquí, en Francia”, señaló en una entrevista anterior con Página Siete.
Preparación y estudio constante para lograr sus metas
Para entrar a las grandes escuelas de ingeniería, el sistema francés pide dos años de estudios intensivos, en lo que llaman preparatorias científicas; luego, el postulante debe clasificarse en un concurso y, según los resultados, cursar otros tres años en la escuela superior de ingeniería. Velazco lo logró.
“Tuve la suerte de ingresar a la mejor “prepa” de Francia gracias a mi beca y ahí obtuve la formación necesaria para postular e ingresar al Instituto Superior de Aeronáutica y del Espacio (ISAE), en Toulouse. De ahí que terminé como ingeniero aeroespacial, con mención en astrofísica”, contó.
Su nombre -junto a los de todo el equipo- está grabado en la plaqueta adherida al rover que busca indicios de vida en Marte. Este equipo pesa una tonelada y tiene siete instrumentos científicos. Uno de esos es el SuperCam instalado encima del mástil del robot.
Esa cámara fue desarrollada por la Agencia Espacial Francesa, donde ahora trabaja Camila. Ella fue parte del equipo que ensambló, integró, testeó y entregó el equipo -con una firma boliviana- a la NASA.
“Para mí fue muy importante que se haya hecho una retransmisión del amartizaje en español, porque es un reconocimiento a todas los y las hispanohablantes o de origen latino que trabajan en esta misión”, afirmó la boliviana hace unas semanas, en un conversatorio virtual de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia.
Reflexionó en torno a que, ya sea en Bolivia o en Europa, el mundo científico aún está dominado por hombres, pero no por ello las mujeres dejar de luchar. “Tenemos las mismas capacidades, lo único que nos falta son las mismas oportunidades. Es responsabilidad de nuestra generación mostrar que podemos hacer todo, para que las mujeres de las generaciones futuras sí las tengan”, sostuvo.
Bolivianos que se postularon para colonizar Marte
En 2012 se escucharon las primeras noticias sobre Mars One, una pequeña fundación holandesa que aspiraba a colonizar Marte en 2025. Y aunque, en ese momento, ya se sentía una misión imposible, los bolivianos se anotaron entre los voluntarios.
De 200 mil postulantes, 10 eran bolivianos y dos quedaron entre los 700 preclasificados: la cruceña Zaskia Antelo y el Orureño Eduardo Condori. De ambos, solo Antelo llegó a estar entre los 100 finalistas.
Aunque el proyecto no se concretó Zaski y Eduardo son la muestra de la fascinación del boliviano por lo desconocido.
Fuente: Página Siete