La universidad San Martín de Porres de Perú y el Programa Regional ComVoMujer de la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ) presentaron la publicación ¡Combatir la violencia contra las mujeres es también un asunto empresarial! que presenta algunas de las buenas prácticas empresariales para combatir la violencia y formación de redes de mujeres.
Esta edición recopila cifras, datos y ejemplos de la región, especialmente de los países donde trabaja el Programa Regional ComVoMujer, pues desde el año 2010 se ha producido evidencia y resultados que posicionan al sector empresarial de Bolivia, Ecuador, Paraguay y Perú, como un muy importante agente para la prevención de la violencia contra las mujeres.
Medidas para la lucha contra la violencia
El documento destaca buenas prácticas empresariales que incluyen, entre otras; el establecimiento de políticas internas, acciones de sensibilización, capacitaciones, campañas, mensajes públicos en contra de la violencia.
Violencia impacta negativamente en las empresas
La violencia contra las mujeres (VcM) no es un asunto privado sino un crimen y una grave violación de derechos humanos, pero además es un grave problema para las empresas que están empezando a descubrir el enorme perjuicio económico que les ocasiona. Una serie de estudios pioneros demuestran que las empresas pierden anualmente millones de dólares por causa de la productividad disminuida en las agredidas, en los agresores y en colegas que atestiguan esta violencia, ya sea directa o indirectamente. En consecuencia, prevenir y combatir la violencia contra las mujeres se convierte en un asunto de vital importancia para las empresas. Es por ello que cada vez más empresas, conscientes de esta realidad y desde una filosofía ganar-ganar han empezado a tomar medidas para prevenirla y combatirla, generando buenas prácticas que se comparten para que otras puedan tomar acción de manera innovadora y proactiva.
¿Quiénes ganan con 0% de violencia?
Muchas empresas y gremios empresariales de estos países ya han incorporado la prevención como un aspecto prioritario de su estrategia de responsabilidad social corporativa, desde una filosofía ganar-ganar.
Desde este enfoque, ganan las personas, ya que las acciones benefician directamente su calidad de vida; gana la población de las comunidades de su ámbito de influencia, pero también repercute positivamente en los resultados económicos de la propia empresa, tal como se podrá apreciar más adelante.
En los últimos 5 años el involucramiento de las empresas en la región con la prevención de la violencia contra las mujeres ha crecido